14 jun 2007

Berlín III. El metro


El metro, ya sea en su versión subterránea, U-Bahn, o en la de superficie, S-Bahn, es lo primero con lo que te topas nada más llegar a la ciudad. Es una maraña de líneas casi imposibles de entender. Uno y otro metro se mezclan. Las horas son distintas para cada uno. Comparten recorridos, pero solo a veces. Hay montones de lineas y además se unen con los trenes de cercanías. Total, que no sabes nunca si estas en el tren, metro o que leches. Funciona a las mil maravillas pero necesitas mucho tiempo para adaptarte. Cosa que el viajero no tiene. Yo recomiendo intentar memorizar bien el sistema antes de llegar allí y ver las paradas esenciales. Si no, te vas a perder más de una vez. Los trenes tiene un sistema de horarios, al igual que los buses, e increíblemente lo cumplen estrictamente una y otra vez.
Una de las posibles causas de este caos de líneas se debe a que tuvieron que unir la red de transporte público del Berlín Este con la del Oeste, y hacer uno nuevo común. De ahí tanto lío. Es curioso como en la parte este aún se ven funcionando tranvías igualitos a los que te puedes encontrar en cualquier calle de Moscú. La herencia soviética por todas partes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Virgen santa, ese metro lo pilla Espe y lo lleva hasta Francia, con parada pál AVE incluida (en terreno de su familia, claro está)

Jose dijo...

Nada, nada. Un par de recorridos en hora punta y se vuelve usted para Navas.