El día 16 de Julio, como viento venido del norte, apareció la singular Loreena Mckennitt en Málaga, para refrescarnos a todos la vida. Habían pasado unos 11 años desde su última y memorable actuación aquí y la gente estaba como loca por verla. Nueve de esos once años los paso recluida, lejos de los espacios públicos y bastante tiempo sumergida en una depresión, debido a la muerte de su pareja, su hermano y uno de sus mejores amigos en un accidente de barco. A finales de 2006 reapareció, para la alegría de todos, en una serie de conciertos en la Alhambra de Granada, en los cuales grabó un concierto y presentó su nuevo disco "An Ancient Muse", inspirado en músicas de Grecia y Turquía, sobre todo.
En Málaga volvió con una banda de nueve músicos, entre los que destaco a la increíble CarolineLavelle (chelista). Las percusiones, muy abundantes, también tuvieron una parte destacada durante toda la noche. Durante más de dos horas nos hizo volar por su repertorio más destacado e introdujo temas de su último disco y alguna que otra sorpresa. El Teatro Cervantes no quería dejarla ir, quería que la fiesta continuara. Había sido mucho tiempo sin ella, y todos pedían más. Pero por respeto a ella y a su cansancio aparente, después del tercer bis, la gente no quiso pedir más, aunque ganas tenían. Habían pasado más de dos horas sin interrupción y la gente volvía a casa con una sonrisa que se salía de la cara. Por cierto, que muchos de ellos previo paso por el stand de merchandising, o lo que en español más castizo diríamos, el mercadillo, atiborrándose de productos de todo tipo relacionados con la música de Loreena.
En su despedida prometió volver, solo espero que lo cumpla.
En Málaga volvió con una banda de nueve músicos, entre los que destaco a la increíble CarolineLavelle (chelista). Las percusiones, muy abundantes, también tuvieron una parte destacada durante toda la noche. Durante más de dos horas nos hizo volar por su repertorio más destacado e introdujo temas de su último disco y alguna que otra sorpresa. El Teatro Cervantes no quería dejarla ir, quería que la fiesta continuara. Había sido mucho tiempo sin ella, y todos pedían más. Pero por respeto a ella y a su cansancio aparente, después del tercer bis, la gente no quiso pedir más, aunque ganas tenían. Habían pasado más de dos horas sin interrupción y la gente volvía a casa con una sonrisa que se salía de la cara. Por cierto, que muchos de ellos previo paso por el stand de merchandising, o lo que en español más castizo diríamos, el mercadillo, atiborrándose de productos de todo tipo relacionados con la música de Loreena.
En su despedida prometió volver, solo espero que lo cumpla.
0 comentarios:
Publicar un comentario